Una de las quejas que con más frecuencia oímos a las parejas que consultan con nosotros es “no nos comunicamos”, “no me escucha”, “no contesta”, “habla de cosas sin importancia ¿qué quiere que conteste?”, “hablar no nos sirve de nada” etc. Es muy habitual que tanto hombres como mujeres se den cuenta de que la comunicación falla, aunque los planteamientos sean distintos según sean ellas o ellos los que describan qué es lo que no funciona.
Si observamos bien a aquellas parejas de nuestro entorno que funcionan bien, detectaremos que siguen algunas reglas para comunicarse que facilitan una gestión de los problemas que no genera más conflictos y una expresión del afecto y respeto mutuo que aumenta el bienestar y refuerza los lazos. Reglas de oro para comunicarme con mi pareja:
Escoge un momento oportuno
Interrumpir a tu pareja cuando está haciendo algo importante, o con lo que disfruta, para que preste atención a algo importante para ti, no es un buen comienzo. Puede sentir que pones por delante tus necesidades de las suyas y no facilitará que esté abierto a la comunicación. Pregunta cuándo podéis hablar, expón que hay algo que necesitas comentar y acordad un momento para hacerlo.
Pregúntate cuál es tu objetivo antes de expresarte y adapta el modo de hacerlo a la forma que hará más posible que te escuchen y que se alcance a un acuerdo
Es decir, ¿qué quiero conseguir? ¿De qué forma es más probable conseguirlo? Evita imperativos y chantajes.
Un objetivo por conversación
No mezcléis temas ni os desviéis del objetivo que te os llevó a iniciar la conversación. De otra manera os enredaréis en distintos asuntos y no terminaréis consiguiendo resultados positivos en ninguno.
Evita sacar trapos sucios del pasado
Sólo aumentarás la tensión y conseguirás una actitud defensiva/ofensiva que no facilitará el entendimiento. Si quieres conseguir algún cambio en tu relación piensa lo que tenéis que cambiar a partir de ahora.
Practica Escucha Activa
Esto es, cuando dudes de la intención de tu pareja pregunta directamente “¿qué quieres decir con…?” Esto evitará conflictos por interpretaciones erróneas o tergiversadas.
Cuida la comunicación no verbal
El tono de voz, los gestos faciales y corporales también comunican mucho y cuando hay discrepancia entre lo que se dice y cómo se dice, solemos dar más peso a la forma en que se dice.
Mira siempre a tu pareja cuando te habla
La mirada forma parte de la comunicación no verbal y la interpretamos como “te escucho” “es importante lo que me estás diciendo” “eres importante para mí”. Sin el contacto ocular es muy probable que el que ha intentado comunicar se sienta desatendido, menospreciado o frustrado.
Escucha a tu pareja. Respeta los turnos del habla
Una conversación tiene que ser un diálogo, no un monólogo. De otra forma tu pareja no sentirá que estáis tratando un tema, sino que estás tratando un tema, y que su voz y voto no son tan importantes como los tuyos. Además, el turno de escucha es tan importante o más que el turno de habla. No es hablando como se entiende la gente, sino escuchando.
Sé breve y específico
La extensión innecesaria y la reiteración saturan, cansan y pueden llegar a irritar. Si nos extendemos y reiteramos en una idea o petición, obligamos a nuestra pareja a aguantar pacientemente. Recuerda siempre “lo bueno, si breve, dos veces bueno”.
Cuidado con los “siempre-nunca”
Parecen poco importantes (probablemente porque todos los utilizamos más de lo que deberíamos) pero se convierten en una sentencia y no reconocen las excepciones. Además, precisamente por ser polares (extremos), es muy poco probable que sean ciertos. ¡Reflexiona! Seguro que te das cuenta de que lo que ocurre es más bien un “casi siempre” “la mayoría de las veces” “muy pocas veces”…
Deja terminar a tu pareja de hablar
Cuando llevamos mucho tiempo con nuestras parejas solemos anticipar lo que va a decirnos. Y no solemos quedarnos ahí, sino que con frecuencia caemos en cortar al otro y opinar sobre lo que estaba diciendo antes de que haya terminado. Esto puede hacerle sentir frustrado o incluso no respetado. Consigue que se sienta escuchado, déjale terminar, hay tiempo para los dos.
Utiliza los Mensajes Yo, en lugar de los Mensajes Tú
Por ejemplo: “me siento ignorada cuando estamos con tu familia y no te diriges a mi” (mensaje yo), en lugar de “me ignoras cuando estamos con tu familia” (mensaje tú). En el primer caso expresamos cómo nos sentimos por un comportamiento de nuestra pareja, en el segundo le atribuimos mala intención. La reacción que nuestra pareja tendrá si se siente acusado (mensaje tú) será muy distinta. Piensa cómo los recibirías tú.
La sinceridad con límites
¿Para qué deciros cosas que os dañan? No es útil ni os beneficia deciros cosas como: “todavía no sé qué me atrajo de ti” o “he conocido a la mujer de Juan, ¡menudas piernas!”.
Dile a tu pareja cómo te sientes, expresa tus sentimientos
¿Por qué? Porque es la única forma de compartir vuestros mundos. Si no le dices cuando estas triste, preocupad@, cansad@, ilusionad@, enfadad@, frustrad@… no incluyes a tu pareja en tu vida, la mantienes al margen de lo más importante. Terminareis convirtiéndoos en dos personas que comparten un espacio y obligaciones (la hipoteca, los hijos…)
Utiliza la palabra mágica: “perdón”
Si te das cuenta de haber hecho o dicho algo que ha dañado a tu pareja, pide perdón. Es un acercamiento y un reconocimiento tu agravio. Suele dar lugar a un “borrón y cuenta nueva” y evita no hablarse durante horas o incluso días.
Recuerda que la comunicación adecuada es el primer ingrediente necesario para pedir, proponer, solucionar y compartir los mundos de los dos. Si se cometen errores en la comunicación, habrá problemas en algún área de la pareja y al final, aparecerá la insatisfacción.
Las parejas acuden a terapia con distintas dificultades: ausencia de empatía, reciprocidad, engaños, frustraciones…pero la falta de comunicación, está presente en todas las parejas en conflicto. Quizás debería encender una luz de alarma el descubrimos pensando: “no nos entendemos” o “hablarlo no va a servir de nada”, podría ser el momento de hacer algo para evitar más problemas en el futuro. Plantéate cuales son los errores que cometes, háblalo con tu pareja e intenta corregirlos. Ten presente que “más vale prevenir que curar”
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Psicóloga
Socia Fundadora
Adultos y parejas
Idiomas de trabajo: Español