Es muy probable que el móvil sea la nueva tecnología que haya cambiado más la vida de las familias, de ahí la importancia de pararnos a pensar en el impacto que están teniendo las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en nuestros hijos.
Cuando hablamos de las tecnologías de la información y la comunicación, solemos hacer referencia a aquellas tecnologías que permiten transmitir, procesar y difundir información de manera instantánea.
Todos hemos incorporado a la vida cotidiana el uso de las TIC, como una herramienta de interacción, de socialización, de trabajo, de diversión y de aprendizaje. Sin embargo, en la adolescencia es donde se aprecia un mayor incremento. El contenido de las TIC se convierte en un elemento de interacción y socialización, principalmente con sus pares, debido a que comparten aficiones por determinadas actividades como pueden ser la música, moda y cine entre otros. Además, les permite intercambiar información como por ejemplo: páginas Web de interés, bloggers, trucos para pasar etapas en los videojuegos etcétera.
Las TIC y el móvil en particular conceden múltiples oportunidades y beneficios; por ejemplo favorecen las relaciones sociales, el aprendizaje cooperativo, desarrollo de nuevas habilidades, nuevas formas de construcción del conocimiento, y el desarrollo de las capacidades de creatividad, comunicación y razonamiento. En el ámbito familiar, se abre un nuevo espacio de participación en la familia. Así las TIC, bien utilizadas podrían ser un canal de comunicación entre los miembros del hogar, por ejemplo cuando los padres viajan mucho, es una manera de poder comunicarse con ellos mediante Facetime, Skype etcétera.
Entonces, con tantos beneficios ¿por qué nos volvemos adictos a los móviles? Y ¿Quiénes son más vulnerables?
¿Quién tiene mayor riesgo de sufrir adicción al móvil?
Determinadas variables psicológicas pueden influir en que una persona tenga mayor predisposición o vulnerabilidad a ser adicta a las nuevas tecnologías. Algunas de estas variables son: la impulsividad, la baja autoestima, un bajo estado de ánimo, estrategias de afrontamiento inadecuadas, necesidad de afecto o pobre red de apoyo social.
Los jóvenes y adolescentes son los más vulnerables, y lo son por varios motivos. Han crecido con las nuevas tecnologías y ven su uso como normal y necesario, tienen gran acceso a dichos aparatos, la etapa vital que experimentan se caracteriza por la búsqueda de sensaciones y búsqueda de identidad, así como por la gran influencia que tiene el grupo de iguales sobre ellos.
¿Adicción al móvil?
Los adolescentes otorgan un valor fundamental a las nuevas tecnologías y a internet, como un signo de identidad y de estatus, y su uso se ha convertido en prioritario en su vida. Es aquí cuando empezamos a ver los siguientes signos:
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Pérdida de control
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Pérdida de la privacidad
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Dependencia: necesidad o un intenso impulso de realizar la conducta
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Una tensión creciente hasta que se consigue llevar a cabo la conducta, caracterizada por diferentes alteraciones del estado de ánimo (ansiedad, depresión, irritabilidad,…), cognitivas (afectación de la concentración) y del sueño.
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Interferencia grave en la vida cotidiana de la persona
Con lo que respecta a los factores que parecen favorecer sus cualidades adictivas, son la facilidad de acceso y disponibilidad, la experiencia de distorsión del tiempo mientras se está conectado, la percepción de anonimato y un sentimiento de desinhibición que permite la posibilidad de representar diferentes roles o de revelar aspectos incómodos u ocultos de uno mismo sin riesgos.
Cuando utilizar el móvil se vuelve un fin en sí mismo, aparecen los síntomas anteriormente comentados.
Llegado este punto, la vida diaria del adolescente se ve afectada a diferentes niveles, comenzando por una restricción de los intereses, que pasan a girar en torno al móvil. El adolescente comenzará a reducir sus relaciones sociales, a encontrar problemas en sus estudios o trabajo, a incrementar sus facturas del móvil etcétera.
¿Cómo sé si mi hijo presenta conductas que podrían estar relacionadas con la adicción al móvil?
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Pérdida de interés por actividades que antes hacía y le resultaban gratificantes.
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Excesiva preocupación por utilizar el móvil, lo que interfiere en sus rutinas diarias.
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Ánimo depresivo, irritable, inquietud y falta de concentración, alteraciones en el sueño.
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Cambios en su rendimiento académico, pérdida de amistades.
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Negar u ocultar su comportamiento, conectándose a escondidas, y perdiendo la noción del tiempo de uso.
¿Qué puedo hacer para ayudar a mi hijo?
Es de vital importancia trabajar los vínculos afectivos y comunicativos en la familia.
Cuanto más se conozcan a sí mismos, y sean capaces de expresar sus sentimientos e inquietudes con total confianza de ser escuchados y aceptados tal y como son, tendrán más habilidades para tolerar frustraciones y resolver conflictos, y sabrán pedir ayuda en casa si lo necesitan, porque sentirán un clima de confianza y apoyo que les animará a hablar.
Actividades alternativas
Programar actividades alternativas e incompatibles con el uso del móvil es una buena estrategia para reducir la cantidad de horas que se le dedica. Serían buenas opciones aquellas actividades que impliquen la relación con otros, que sean de tipo lúdico, cultural o deportivo, al aire libre, etc.
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Inculcar desde pequeños la importancia de compartir el tiempo con los amigos llevando a cabo actividades que no impliquen el uso de las nuevas tecnologías.
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Observar el uso que los hijos hacen del móvil y hacer el proceso de aprendizaje de uso conjunto y simultáneamente.
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Acordar unas normas de uso en cuanto a tiempos, lugares, contenidos y maneras.
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Poner un límite de gasto mensual y de tiempo de uso del móvil y hacer responsable a nuestro hijo del gasto que genera su móvil.
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Razonar con el menor unas normas respetuosas hacia terceros sobre contenidos, fotos y vídeos, compartir con otras personas sus imágenes y, por supuesto, la no distribución de aquellas que sean de otros sin su autorización o que puedan perjudicar irreversiblemente la imagen de cualquiera.
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Pedirle que apague el teléfono cuando no lo necesite o no deba utilizarlo, por ejemplo mientras estudia, está en el colegio, mientras come o duerme.
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Educar con el ejemplo es muy importante, los hijos replican las conductas de sus padres. Que nuestros hijos vean que nosotros, como adultos, hacemos un uso racional del móvil y cumplimos las mismas reglas.
La tecnología sin duda va a desempeñar un papel insustituible en nuestras vidas de aquí en adelante. Sin embargo, si nosotros mismos y nuestros hijos conocemos el uso e implementamos prácticas responsables y razonables, podremos asegurar el mantenimiento de una relación saludable/beneficiosa con estas tecnologías tan útiles. Si piensa que usted o su hijo pudiera estar teniendo problemas con la adicción a la tecnología, Sinews estaría encantado de ofrecer consejos y orientación para cambiar esta relación.