Los componentes del trauma
Un trauma es una respuesta emocional a un evento. Estos eventos pueden ser abuso emocional, físico o sexual, terrorismo y guerras, accidentes, ser testigo de alguna situación de vida o muerte, violencia hacia otros o hacia uno mismo, desastres naturales y violencia doméstica. En algunas ocasiones, tener una infancia en la que no ha existido o ha habido muy poco apoyo o cariño puede crear un trauma en algunas personas.
Las reacciones a corto plazo de los traumas pueden incluir flashbacks, negación y shock, y a largo plazo pueden existir cambios en el estado de ánimo, pesadillas, insomnio, problemas psicosomáticos, dificultad en las relaciones íntimas, dificultades en confiar en las personas, depresión, abuso de sustancias, e incluso intentos de suicidio en algunas ocasiones. Los/las supervivientes suelen esperar varios años antes de solicitar ayuda, y algunas personas incluso no llegan nunca a buscar apoyo profesional.
En algunas ocasiones, el modo en el que las personas interiorizan los traumas es creando creencias disfuncionales sobre sí mismos/as, como por ejemplo “Soy inútil, no soy importante, doy asco, no soy querible, …” entre otras.
Posibles tratamientos para el trauma
Existe un amplio abanico de tratamientos efectivos que ayudan a reducir la gravedad de los síntomas del trauma. Algunos ejemplos de tratamientos que han demostrado su eficacia empírica en el tratamiento del trauma son
- La Terapia Cognitivo Conductual
- La Terapia Dialéctica Conductual,
- La Terapia de Aceptación y compromiso
Estos tratamientos ayudan a reducir algunos de los síntomas del trauma, como pueden ser los cambios en el estado de ánimo, los pensamientos disfuncionales, e incluso los intentos de suicidio, el insomnio y las dificultades en las relaciones íntimas. Pero en algunos casos en los que los síntomas no desaparecen, es importante añadir otros enfoques a nuestro plan de tratamiento.
El EMDR (Reprocesamiento y desensibilización con movimientos Oculares, Eye Movement Desensitization and Reprocessing, en inglés) es una buena opción de tratamiento para estos casos.
EMDR, estrés y el procesamiento de eventos traumáticos a nivel cerebral
En algunos casos cuando una persona sufre un trauma, su cerebro tiende a aislar las conexiones sinápticas entre las neuronas relacionadas con ese evento. Este mecanismo es un mecanismo de “supervivencia” que nuestro cerebro utiliza para poder continuar con nuestras vidas. Por ejemplo, digamos que vemos un accidente. El estrés comienza en el sistema nervioso autónomo, concretamente en el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal, produciéndose una serie de interacciones en las glándulas endocrinas, que controlan la reacción del cuerpo ante el estrés. Cuando nuestro cerebro detecta una situación estresante, este eje se active instantáneamente, segregando una hormona llamada cortisol, que prepara a nuestro cuerpo para la acción.
A veces el estrés puede incluso incrementar el nivel de actividad y el número de conexiones neuronales en la amígdala, que es el “centro del miedo” en nuestro cerebro. Cuanto más cortisol segregamos, las señales eléctricas de nuestro hipocampo, la parte del cerebro asociada con el aprendizaje, la memoria y el control del estrés se van deteriorando.
La información se encuentra almacenada en el Sistema Nervioso Central, junto con las creencias negativas y las sensaciones emocionales y físicas que la persona experimentó cuando ocurrió el evento traumático. A veces esta información se queda almacenada de esta manera como si el trauma siguiese ocurriendo en la actualidad, y estos patrones de pensamiento son estimulados, activados o comienzan con estímulos actuales que llevan a la persona a reaccionar de una manera similar a como reaccionaron en el pasado.
El EMDR permite a la persona procesar todos los recuerdos traumáticos para que pueda desarrollar comportamientos y sensaciones más adaptativas.
Con el EMDR podemos hacer que la persona generalice cogniciones positivas, procesando los recuerdos traumáticos. Estos recuerdos se encuentran distribuidos en las redes neuronales, y el procesamiento de los mismos nos permite cambiar y realizar comportamientos más adaptativos en el presente.
Cuando los recuerdos han sido procesados, se produce un cambio fisiológico en el cerebro, de manera que se suavizan los recuerdos traumáticos y sus correspondientes creencias, sentimientos y sensaciones corporales. Habremos entonces reducido el “bloqueo”, la información almacenada de manera disfuncional, y reprocesado y reducido las cogniciones y creencias negativas asociadas al trauma.
Algunas reacciones humanas son aprendidas. Estas reacciones son muy adaptativas y útiles durante algunos periodos de nuestra vida. Por ejemplo, una mujer que ha sufrido abusos sexuales repetidos por parte de un miembro de su familia en su infancia, puede haber desarrollado un trastorno disociativo. Esa fue su forma de lidiar con el miedo y el trauma en ese momento.
La disociación puede variar desde desconectarse emocionalmente del entorno que nos rodea hasta una completa desconexión de nuestras experiencias físicas y emocionales.
Se trata de un mecanismo de defensa para poder tolerar situaciones estresantes que incluye una desconexión con la realidad y es muy común entre las personas que han sufrido algún tipo de trauma. Como adulta, esa misma persona quizá en la actualidad también pueda disociarse en situaciones laborales estresantes. Cuando era pequeña, la disociación era la única manera que tenía de lidiar con esa situación tan estresante y se trataba de un comportamiento adaptativo. Como adulta, esta forma de lidiar con los estresores podría estar perjudicando su vida laboral, su vida familiar o influyendo en sus estudios.
También nos encontramos personas que tienen una vida completamente adaptativa pero que de vez en cuando, experimentan emociones negativas muy intensas o extremas que parecen venir “de la nada”. Estas emociones pueden ser producidas por estímulos que le recuerdan al trauma, y que ni si quiera la persona es consciente de que esto es lo que le está ocurriendo.
El EMDR trabaja con movimientos oculares, centrándose en recuerdos, pensamientos, emociones o sensaciones corporales relacionadas con recuerdos sobre el pasado, que influyen en su presente y posiblemente en su futuro.
¿Crees que puedes beneficiarte del EMDR? ¡No dudes en ponerte en contacto con nuestro equipo!
Departamento Psicológico, Psicoterapéutico y Coaching
Psicóloga General Sanitaria
Adultos y parejas
Idiomas de trabajo: Español e inglés