Dislexia: no hay que esperar a que los niños fracasen en la lectura
La dislexia es un trastorno específico del aprendizaje de origen neurobiológico, caracterizado por dificultades en el reconocimiento preciso y/o fluido de las palabras, la memoria verbal y la velocidad de procesamiento verbal. Se deriva de un déficit en la conciencia fonológica. Es un trastorno que dura toda la vida, aunque su impacto en un individuo puede variar en las distintas etapas de su vida. «Neurobiológico» significa que está causado por ciertas anomalías cerebrales de origen genético.
Aunque el número de programas de intervención temprana en los colegios, al menos en Madrid, está creciendo, con demasiada frecuencia sólo se detecta la dislexia cuando el niño «fracasa» en el aprendizaje de la lectura y sólo se empieza a intervenir después de recibir un diagnóstico formal, normalmente en torno a los 7 años de edad. Los efectos de retrasar la prestación de apoyo hasta este momento pueden incluir, no sólo un mal rendimiento académico, sino también una actitud negativa hacia el colegio, baja autoestima y problemas de conducta.
Este artículo pretende ofrecer información a profesores y padres sobre la detección del riesgo de dislexia en niños prelectores y sobre las mejores técnicas para que los niños con dificultades aprendan a leer con éxito.
¿Cuánto saben los profesores sobre la dislexia?
Desgraciadamente, a diferencia de lo que ocurre en Estados Unidos, en España sigue existiendo una falta de formación en dislexia del profesorado en los centros de Educación Infantil y Primaria. Lo que saben los profesores sobre este trastorno varía, dependiendo más de su experiencia individual con los niños que de otra cosa. El hecho de que la dislexia sea uno de los trastornos más comunes en las aulas (en España el porcentaje de niños con dislexia es del 7-10%) subraya la importancia de abordar este problema mediante la provisión de recursos de formación e información.
Es importante disipar los mitos. Los mitos más comunes en torno a la dislexia, son, por ejemplo:
- Que el principal síntoma de este trastorno es escribir las letras al revés o leer las palabras al revés.
- Que la dislexia está causada por un problema de procesamiento visual.
- Que la dislexia está asociada a un bajo nivel de inteligencia.
- Que se puede curar la dislexia.
¿Cómo puede detectarse la dislexia en los niños antes de que alcancen la edad de leer?
Existe un consenso considerable entre varios recursos sobre cuáles son los signos precoces de que un niño puede experimentar dificultades de lectura más adelante. A continuación, figura una lista de los signos que deberían alertar a profesores y padres sobre la posibilidad de riesgo. No obstante, es importante tener en cuenta que es cuando se presentan al menos tres de estos signos, y sobre todo si persisten en el tiempo, que hay que ponerse alerta.
Muchos de los signos precoces de la dislexia se enumeran en este artículo. Otros signos tempranos (en niños de 3-5 años) incluyen:
- Dificultad para recordar los nombres de cosas familiares o para aprender los números, los colores y las letras;
- Le gusta escuchar cuentos, pero no muestra interés por las palabras o las letras de la página;
- Días "buenos" y "malos" en el colegio, sin motivo aparente;
- Dificultad para recordar secuencias, como los días de la semana, los meses, etc.
- Falta de atención o concentración;
- Falta de control motor, especialmente de la motricidad fina, por ejemplo, con el manejo del lápiz y las tijeras, o para abrocharse la ropa, atarse los cordones de los zapatos, etc.
- Conductas problemáticas en sus habilidades sociales.
En muchos colegios en los Estados Unidos se realizan cribados periódicos para detectar a los niños con riesgo de dislexia. Se realizan en el aula y se basan en un modelo que se llama “Response to Intervention” (en español: Respuesta a la Intervención). El éxito de este modelo ha sido respaldado por numerosas investigaciones.
¿Cómo pueden los profesores indentificar a los niños con riesgo de dislexia?
La detección de niños en situación de riesgo tiene más probabilidades de ser precisa si se basa, no sólo en los signos precoces mencionados, sino también en el riesgo familiar. Cuando los niños entran en el sistema escolar, los profesores de Educación Infantil tienen la oportunidad de recabar información sobre la familia del niño cuando se reúnen con los padres de los niños de su clase. Si preguntan si los padres o hermanos del niño han tenido dificultades de lectura o han sido diagnosticados de dislexia, sabrán si existe el riesgo genético. Los niños que tienen un pariente cercano con dislexia tienen un riesgo significativamente mayor de padecer ellos mismos el trastorno.
Los profesores de educación infantil tienen la oportunidad de recabar información sobre sus alumnos justo en el momento en que entran en el sistema escolar, durante la entrevista inicial que mantienen con los padres de cada niño. Se pueden enterar sobre el desarrollo del niño hasta ese momento y su comportamiento en casa. Los profesores también podrían proporcionar información a todos los padres sobre la dislexia y los signos a los que hay que prestar atención. Sin embargo, es importante que no se etiquete a los niños en esta edad tan temprana; el objetivo del cribado debería ser identificar a los niños que podrían tener problemas en el proceso de aprendizaje de la lectura. Siempre es posible que los niños identificados más tarde no muestren ningún problema o que, con un poco más de apoyo, sean capaces de alcanzar el nivel de lectura de sus compañeros. También es importante tener en cuenta que las dificultades pueden estar relacionadas con otro tipo de trastorno que no sea la dislexia.
¿Qué debe ocurrir después de realizar un cribado de los niños?
Inicialmente, la idea sería que los niños detectados con factores de riesgo recibieran apoyo y refuerzo adicionales con la fonética y el desarrollo de su conciencia fonológica, ya sea por parte de profesores de colegio, asistentes de clase o especialistas en necesidades especiales. Con el tiempo, es posible que haya que dividir a los niños en grupos con distintos niveles, aunque esto depende de la disponibilidad de profesores para impartir esa enseñanza multinivel. Evaluar a los niños desde una edad muy temprana nunca va a ser un indicador preciso. Siempre es posible que los niños que parecen mostrar signos tempranos de alerta resulten no tener dificultades con la fonética y la lectura. Evaluar a los niños periódicamente significa que se puede hacer un seguimiento regular del desarrollo de las habilidades lectoras de cada niño. De este modo, si se descubre que un niño identificado como «en riesgo» aprende a un ritmo más rápido de lo esperado, siempre se le puede trasladar a otro grupo para que reciba una enseñanza menos intensiva.
¿Cómo dotamos a los niños de las habilidades necesarias para aprender a leer en el aula?
Los pasos básicos que se deben dar para preparar a los niños para el aprendizaje de la lectura se exponen en este artículo. Algunas otras pautas a seguir son:
- Enseñar primero los sonidos de las letras (fonemas) con letras minúsculas;
- Empezar por las letras más utilizadas;
- Asociar letras con palabras mediante imágenes (por ejemplo, /b/ con la imagen de un bebé);
- Reforzar las formas de las letras haciendo que los niños las tracen en el aire, en la arena o sobre la forma impresa de la letra;
- Pedir al niño que encuentre cosas (por ejemplo, en el aula) que empiecen por esa letra.
- Cuando los niños hayan aprendido todos los fonemas de una sola letra, enséñeles a combinar las consonantes con las vocales (sílabas). En español es mejor empezar con las sílabas de consonante-vocal (ma/ti/po/cu etc.).
¿Cómo pueden los padres apoyar este proceso con su hijo prelector en casa?
Si los padres sospechan que su hijo corre el riesgo de tener dificultades de lectura (véase el apartado anterior sobre señales tempranas), no deben dudar en informar a los profesores. También es importante que compartan con los profesores las técnicas que han comprobado que funcionan o no para su hijo en casa.
A continuación hay algunas pautas más para los padres:
- Intentar ver juntos libros, cuentos o poemas todos los días. Un niño no sabe automáticamente cómo sujetar o abrir un libro, dónde empieza la historia, dónde está la parte superior del libro o en qué dirección se leen las palabras.
- Ver juntos la televisión o vídeos de aprendizaje. Los niños aprenden mucho más si ven los programas con sus padres.
- Trazar formas y letras y hacer letras con plastilina.
- Jugar al "veo-veo" con los sonidos de las letras.
- Palmar las sílabas de las palabras.
- Cantar canciones que riman o canciones sobre los días de la semana, los meses del año, etc.
- Las letras magnéticas también son muy útiles para reforzar los sonidos de las letras, las sílabas y las palabras en casa.
- Exponer a su hijo a nuevas palabras siempre que sea posible para ampliar su vocabulario.
Los siguientes recursos pueden ser muy útiles para los padres:
Family Guide from Reading Rockets | Reading Rockets – una guía que está en inglés y español.
Se recomiendan también las siguientes páginas que incluyen juegos gratuitos con los fonemas, sílabas etc.: Juegos fonológicos para practicar con niños | EDUCACIÓN 3.0 (educaciontrespuntocero.com)
Aunque a primera vista el modelo de Respuesta a la Intervención requiere una inversión inicial de recursos, especialmente humanos (profesores) para los cribados periódicos de los niños pequeños y la enseñanza multi-nivel en grupos, el argumento a su favor es que si esto significa que hayan menos niños con dificultades de lectura en una etapa posterior, se necesitarán menos recursos para los niños una vez que alcancen la edad de leer. Hay que añadir a esto el beneficio de evitar todos los problemas emocionales, psicológicos y de conducta de los niños que no reciben el apoyo que necesitan para aprender. Sea cual sea la estrategia utilizada, está muy claro que no debemos esperar a que los niños fracasen en la lectura para ayudarles.
Sobre la autora
Julia Jakubovics es británica. Vive en España desde hace más de 20 años. Es licenciada en Psicología y recientemente ha cursado un Máster en Intervenciones en Dificultades de Aprendizaje en Niños en el ISEP (Instituto Superior de Estudios Psicológicos). Actualmente trabaja como «Shadow Teacher» y Coach para Sinews, proporcionando apoyo psicopedagógico a niños con necesidades educativas especiales.
Equilibrio entre dieta y cultura: Reflexiones de una nutricionista angloparlante en Madrid
Estuve explorando cómo las diferencias culturales afectan a la dieta y la nutrición y cómo un nutricionista de habla inglesa en Madrid puede ayudar a combinar las prácticas dietéticas culturales con hábitos alimenticios saludables.
Mudarse a otro país conlleva a menudo cambios significativos en los hábitos de vida, incluidos los hábitos alimenticios. Estos cambios pueden deberse a una variedad de factores, y es importante estar preparado para adaptarse a nuevas costumbres y entornos. Los horarios de las comidas (tardías), por ejemplo, es algo que sorprende mucho a los extranjeros cuando se mudan a vivir a España.
En nuestro país, la comida tiene una importancia cultural, social y económica significativa además de desempeñar un papel central en la vida diaria de las personas. La gastronomía española es conocida internacionalmente por su diversidad, riqueza de sabores y la importancia que se le da a los ingredientes frescos y locales. Además, la socialización en torno a la comida refleja la riqueza de la tradición culinaria española.
Diferencias culturales de la comida en España
Esta tradición tan arraigada a la comida de nuestro país puede tener un impacto negativo en los hábitos alimenticios de las personas que se mudan a España. Hay que entender, que las diferencias culturales pueden tener un impacto significativo en la nutrición de las personas. Aquí hay algunas formas en las que las diferencias culturales pueden afectar la nutrición:
- Preferencias alimenticias: Las culturas tienen diferentes preferencias en cuanto a sabores, texturas y tipos de alimentos. Por ejemplo, algunas culturas pueden basar su dieta en alimentos más picantes, mientras que otras pueden preferir alimentos más suaves o dulces. Estas preferencias pueden afectar la elección de alimentos y, por ende, la calidad nutricional de la dieta.
- Patrones alimenticios: Las culturas también tienen patrones alimenticios específicos, que pueden influir en la frecuencia y la cantidad de comidas consumidas. Algunas culturas pueden tener la costumbre de hacer varias comidas pequeñas a lo largo del día, mientras que otras pueden optar por comidas más grandes en ciertos momentos.
- Significados simbólicos de los alimentos: Los alimentos pueden tener significados simbólicos en diferentes culturas. Algunos alimentos pueden asociarse con celebraciones, rituales o eventos especiales. Esto puede influir en la cantidad y el tipo de alimentos consumidos en ciertas ocasiones, lo que afecta la ingesta nutricional.
- Disponibilidad de alimentos: La disponibilidad de ciertos alimentos puede variar según la región geográfica y las condiciones climáticas. Esto puede afectar la variedad y la cantidad de alimentos disponibles en una determinada cultura, lo que a su vez influye en la nutrición de la población.
- Normas sociales: Las normas sociales en torno a la comida, como la aceptación o el rechazo de ciertos alimentos, pueden ser fuertemente influenciadas por la cultura. Estas normas pueden afectar la elección de alimentos y la cantidad consumida.
- Roles de género: En algunas culturas, los roles de género pueden afectar la nutrición, ya que las expectativas sobre quién cocina, compra alimentos o decide sobre las comidas pueden variar. Esto puede influir en la calidad y cantidad de alimentos consumidos por diferentes miembros de la sociedad.
- Tradición y transmisión intergeneracional: Las recetas y prácticas alimenticias son a menudo transmitidas de generación en generación. Las tradiciones culinarias pueden influir en la elección de alimentos y en cómo se preparan, lo que afecta la calidad nutricional de la dieta.
- Creencias religiosas: Las creencias religiosas pueden tener restricciones dietéticas específicas que afectan los hábitos alimenticios. Por ejemplo, algunas religiones pueden prohibir ciertos tipos de carne o alimentos procesados.
Cómo encontrar un equilibrio entre la dieta y la cultura
Encontrar un equilibrio entre la dieta y la cultura es esencial para promover hábitos alimenticios saludables y sostenibles. Muchas veces mudarnos a otro país es sinónimo de variaciones en nuestros patrones alimentarios, lo que puede conllevar a influir negativamente en nuestra salud. Acudir a una nutricionista española que habla inglés y ha residido en Australia, puede ser beneficioso para nosotros ya que tendrá en cuenta los siguientes aspectos:
- Respetar las preferencias culturales: Reconocer y respetar las preferencias alimenticias y las tradiciones culinarias de ambos países es fundamental. Esto implica comprender los ingredientes, métodos de cocción y combinaciones de alimentos que son significativos en esa cultura. Como nutricionista, mi labor es ayudar a combinar aspectos de ambas culturas para conseguir tener una buena alimentación.
- Adaptar las recomendaciones nutricionales: Es importante adaptar las recomendaciones nutricionales a las preferencias y necesidades específicas de una comunidad cultural. Esto puede incluir la adaptación de guías dietéticas para reflejar las opciones alimenticias más comunes y respetar las restricciones culturales o religiosas.
- Educación nutricional culturalmente sensible: Desarrollar programas de educación nutricional que tengan en cuenta las prácticas alimenticias y las creencias culturales. Esto ayuda a las personas a comprender cómo hacer elecciones alimenticias saludables dentro de su contexto cultural.
- Incorporar alimentos locales y de temporada: Fomentar el consumo de alimentos locales y de temporada puede ser beneficioso tanto para la salud como para la sostenibilidad. Además, esto se alinea con muchas prácticas alimenticias tradicionales que han evolucionado para aprovechar los productos disponibles en la región. En España contamos con una gran diversidad de producción agrícola y ganadera gracias a la cual contamos con alimentos ricos en nutrientes.
- Promover la diversidad alimentaria: Animar a la diversidad en la dieta es esencial para garantizar una ingesta equilibrada de nutrientes. Esto puede incluir la exploración de alimentos tradicionales menos conocidos pero nutritivos.
- Celebrar festivales y eventos culturales con alimentos: Integrar la comida en celebraciones culturales y eventos fortalece los lazos entre la alimentación y la identidad cultural. Esto puede hacer que las personas se sientan más conectadas con sus tradiciones y al mismo tiempo promover elecciones alimenticias saludables. España es un país con una gran diversidad de festividades en las cuales comemos alimentos tradicionales. Incluirnos en nuestra alimentación es una manera de integrarnos en la nueva sociedad.
- Abordar desafíos específicos de salud: Reconocer y abordar los desafíos de salud específicos dentro de una comunidad cultural. Algunas comunidades pueden enfrentar problemas de salud específicos relacionados con la dieta, y es importante abordar estos problemas de manera culturalmente sensible.
- Fomentar la cocina casera: Promover la preparación de alimentos en casa puede ser una forma efectiva de mantener las tradiciones culinarias y al mismo tiempo controlar la calidad de los ingredientes y las porciones.
- Adaptarse a cambios culturales: Reconocer que las culturas evolucionan y cambian con el tiempo, y que los hábitos alimenticios también pueden cambiar. Adaptarse a estos cambios culturales sin perder de vista la importancia de la salud nutricional es crucial.
En resumen, la consulta con un nutricionista al mudarte a otro país puede ser fundamental para garantizar que mantengas una dieta equilibrada, saludable y adaptada a tu nueva situación. Encontrar un equilibrio entre la dieta y la cultura implica respetar y celebrar las prácticas alimenticias tradicionales mientras se promueven elecciones que sean beneficiosas para la salud y sostenibles a largo plazo.
Sobre la autora
Adriana Martín es nutricionista clínica en Sinews. Atiende tanto a adultos, como adolescentes y niños que buscan mejorar su salud a través de la alimentación. Está especializada en salud pública y también trata TCA, SIBO, enfermedades crónicas y otras patologías, así como ganancia de masa muscular o pérdida de peso. Su enfoque no consiste en pautar menús cerrados, sino en hacer entender la importancia de la nutrición en cada etapa de la vida a través de diferentes herramientas.
¿Cómo puedo mejorar mi inteligencia emocional?
La inteligencia emocional, esa capacidad para entender y gestionar nuestras emociones, es un recurso invaluable que puede marcar la diferencia en la calidad de nuestras relaciones así como en nuestro éxito personal y profesional.
A lo largo de la evolución de la humanidad, las emociones han desempeñado un papel crucial en la supervivencia. La capacidad de percibir y responder a las emociones permitió a nuestros ancestros reaccionar de manera rápida y efectiva ante situaciones de peligro al sentir miedo por ejemplo, o fortalecer los vínculos sociales y familiares al sentir alegría al relacionarse.
En la actualidad siguen siendo un crucial sistema de señales evolutivas que sirven como indicadores rápidos de nuestras experiencias y desencadenan respuestas adaptativas. Saber gestionarlas y que sean nuestras grandes aliadas y no enemigas va a determinar la capacidad de tomar decisiones positivas, la calidad de nuestras relaciones interpersonales, la habilidad de ser resilientes y hacer frente a la adversidad, nuestro estado general de salud y bienestar así como nuestro desempeño profesional.
Daniel Goleman, un psicólogo estadounidense, popularizó este concepto a través de su libro «Inteligencia Emocional», publicado en 1995. Según Goleman:
La inteligencia emocional se refiere a la capacidad de reconocer, comprender y gestionar nuestras propias emociones, así como la habilidad para reconocer, influir y gestionar las emociones de los demás en nuestras interacciones cotidianas.
Afortunadamente, la inteligencia emocional no es una habilidad fija, sino que puede ser aprendida y mejorada con el tiempo. Es un factor clave para el éxito en la vida, tanto en el ámbito personal como en el profesional, y según Goleman puede ser incluso más importante que el coeficiente intelectual (CI) en la determinación del rendimiento profesional y el bienestar general.
En un mundo cada vez más interconectado, donde las relaciones humanas desempeñan un papel fundamental en el éxito personal y profesional, cultivar y mejorar nuestra inteligencia emocional se convierte en una tarea esencial.
En este artículo, exploraremos 6 estrategias prácticas para potenciar tu inteligencia emocional. Descubriremos cómo estas habilidades pueden impactar positivamente en tu bienestar general, en tu toma de decisiones y en la calidad de tus relaciones interpersonales.
1. Autoconocimiento: La base de la Inteligencia Emocional
Antes de poder gestionar tus emociones, necesitas ser consciente de ellas. Dedica tiempo a reflexionar sobre tus sentimientos. Lleva un diario emocional para identificar patrones y desencadenantes emocionales, identificando y etiquetando lo que sientes en diferentes situaciones y cómo tus emociones afectan tus pensamientos, tu conducta y tus sensaciones corporales.
La autoconciencia te permite comprender mejor tus reacciones emocionales y te brinda la capacidad de gestionarlas de manera más efectiva. Esta práctica te permitirá reconocer tus reacciones automáticas y proporcionará una base sólida para el crecimiento emocional.
La autoconciencia también implica estar presente en el momento actual. La atención plena o mindfulness es una técnica efectiva para cultivar esta conciencia. Dedica unos minutos cada día a practicar la atención plena, centrándote en tus pensamientos y emociones sin juzgarlos. A medida que desarrollas la autoconciencia, te vuelves más capaz de reconocer y comprender tus propias emociones.
2. Gestión Emocional: Aprender a Canalizar tus Emociones
Una vez que eres consciente de tus emociones, el siguiente paso es aprender a gestionarlas. Practica la autorregulación emocional, identificando estrategias que te ayuden a mantener la calma en situaciones estresantes. La meditación, la respiración consciente y la práctica de la empatía contigo mismo son herramientas poderosas para manejar tus emociones de manera saludable. Establece rutinas que fomenten la estabilidad emocional en tu vida diaria.
3. Empatía: Conectar con las Emociones de los Demás
La empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás. Cultivar la empatía fortalece tus habilidades sociales y mejora tus relaciones interpersonales. Escucha activamente a los demás, sé consciente de sus emociones y muestra comprensión, prestando atención completa a la comunicación no verbal y verbal de los demás. Intenta comprender las experiencias y perspectivas de los demás sin juzgar.
Este acto no solo fortalece tus conexiones, sino que también te permite ver el mundo desde perspectivas diversas.
Participar en actividades que te expongan a diversas experiencias y puntos de vista puede ampliar tu comprensión empática. La lectura, el voluntariado y la participación en grupos diversos te permiten entrar en contacto con diferentes realidades y aumentar tu capacidad de empatizar con una gama más amplia de emociones y experiencias.
4. Habilidades Sociales: Construir Relaciones Saludables
Las habilidades sociales son esenciales para el éxito en la vida personal y profesional. Desarrolla la capacidad de comunicarte efectivamente, resuelve conflictos de manera constructiva y practica la asertividad. Construir relaciones saludables implica establecer límites claros, expresar tus necesidades de manera respetuosa y estar abierto al diálogo. Participar en actividades grupales puede ser una excelente manera de practicar estas habilidades.
5. Motivación: Impulso para el Crecimiento Personal
La motivación es un componente clave de la inteligencia emocional. Reflexiona sobre tus valores y objetivos a largo plazo. ¿Qué te impulsa a levantarte cada mañana? Al alinear tus metas con tus valores fundamentales, encontrarás una fuente duradera de motivación. Descubre lo que te apasiona y establece metas significativas que te inspiren y te impulsen a crecer.
La capacidad de mantener la motivación incluso en tiempos difíciles es fundamental para superar desafíos y alcanzar el éxito a largo plazo. Mantente enfocado en tus objetivos, incluso cuando enfrentes obstáculos, y utiliza los desafíos como oportunidades de crecimiento. Recuerda que el camino hacia el logro puede estar lleno de obstáculos, pero enfrentarlos con determinación refuerza tu resiliencia emocional. Celebra los éxitos, incluso los pequeños, y aprende de los fracasos.
6. Desarrollo Continuo: Un Compromiso de por Vida
Mejorar la inteligencia emocional no es un destino, sino un viaje continuo. Comprométete a aprender y crecer a lo largo del tiempo. Buscar la orientación de profesionales y reflexionar regularmente sobre tus experiencias emocionales forman parte del compromiso constante con el desarrollo personal que te ayudará a mantener una inteligencia emocional sólida a lo largo de tu vida. Cada experiencia, positiva o negativa, es una oportunidad para aprender. Reflexiona sobre las situaciones emocionales pasadas y considera cómo podrías haber manejado las cosas de manera diferente. Esta autoreflexión constructiva alimenta el crecimiento emocional.
En conclusión, la inteligencia emocional emerge como un pilar fundamental que sostiene múltiples facetas de la vida de una persona, impactando tanto en su bienestar psicológico como en su éxito en diversas áreas. Desde las relaciones interpersonales hasta el ámbito profesional y la salud mental, la influencia de la inteligencia emocional es omnipresente, delineando el camino hacia una vida más plena y satisfactoria. El viaje hacia la mejora de la inteligencia emocional es un proceso valioso que contribuye significativamente al bienestar personal y a relaciones más saludables. Al desarrollar el autoconocimiento, gestionar las emociones, cultivar la empatía, mejorar las habilidades sociales, mantener la motivación y comprometerse con el desarrollo continuo, estarás en camino hacia una vida más plena y enriquecedora.
Cultivar esta habilidad no solo enriquece la vida de cada individuo, sino que también contribuye positivamente a la construcción de comunidades más compasivas, entornos de trabajo más colaborativos y sociedades más resilientes. Así, la inteligencia emocional se revela como una herramienta esencial para abrazar la complejidad de la experiencia humana y avanzar hacia una vida plena de significado y conexión.
Sobre la autora
Verónica Sarria es psicóloga sanitaria en Sinews. Está especializada en trastornos de la conducta alimentaria y obesidad, trabajando con adolescentes y adultos. De igual manera trata otras problemáticas como ansiedad, depresión, duelo, autoestima y problemas en relaciones interpersonales, entre otros. Su orientación es cognitivo conductual pero integra herramientas y técnicas de otras corrientes según las necesidades de cada paciente, gracias a su formación en mindfulness, mindful eating, teoría del apego y terapia sistémica (de familia).
Explorando la Terapia EMDR: Tratamiento de Trauma con Estímulos Sensoriales
La Terapia EMDR, conocida como Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares en inglés (Eye Movement Desensitization and Reprocessing), representa un enfoque terapéutico que integra estímulos sensoriales para abordar experiencias traumáticas pasadas.
¿Qué implica la Terapia EMDR?
Este enfoque terapéutico está diseñado para asistir a individuos en la superación de traumas emocionales. Durante las sesiones, el terapeuta guía al paciente para que se enfoque en recuerdos o imágenes perturbadoras, empleando movimientos oculares laterales, sonidos bilaterales o estimulación táctil.
Estos estímulos sensoriales facilitan el desbloqueo del procesamiento de memorias traumáticas, permitiendo que el cerebro las procese de una manera más adaptable.
¿En qué situaciones se recomienda la Terapia EMDR?
Principalmente, se emplea para tratar el trastorno de estrés postraumático (TEPT), aunque también ha demostrado eficacia en otros trastornos psicológicos como la ansiedad, la depresión, fobias y trastornos alimenticios. Además, se ha explorado su uso en casos de adicción y dolor crónico.
¿Cómo se desarrollan las sesiones de EMDR?
Las sesiones típicamente tienen una duración de 60 a 90 minutos y se estructuran en distintas fases.
Inicialmente, el terapeuta evalúa la historia clínica y las necesidades específicas del paciente. Posteriormente, guía al individuo para identificar un objetivo de tratamiento claro. En la siguiente etapa, el terapeuta facilita la desensibilización de los recuerdos traumáticos, haciendo uso de estímulos sensoriales como movimientos oculares, sonidos bilaterales o estimulación táctil.
Finalmente, se trabaja con el paciente para consolidar los resultados obtenidos y establecer un plan de acción para el futuro.
¿Cómo inciden los movimientos oculares en la Terapia EMDR?
Según la hipótesis de Shapiro, se cree que los movimientos oculares en la Terapia EMDR están relacionados con la manera en que el cerebro procesa y almacena la información. Estos movimientos oculares pueden contribuir a liberar memorias traumáticas y facilitar un procesamiento más adaptativo de la experiencia.
¿Es aplicable la Terapia EMDR en niños?
Sí, la Terapia EMDR puede adaptarse para trabajar con niños, ajustando el proceso terapéutico a su edad y nivel de desarrollo. Terapeutas especializados emplean técnicas específicas para ayudar a los niños a procesar experiencias traumáticas y superar los síntomas relacionados. Es esencial proporcionar a los niños que reciben Terapia EMDR un entorno seguro y de apoyo para manejar sus emociones durante y después del tratamiento.
¿Por qué tengo hambre continuamente y cómo evitarlo?
La sensación de hambre puede tener diversas causas, y entenderlas puede ayudarte a manejar mejor tu alimentación. Algunas razones comunes por las cuales podrías sentir hambre son las propias necesidades fisiológicas, una falta de hidratación, factores emocionales o lo que suelo ver más en consulta, unos niveles bajos de glucosa en sangre.
La glucosa es un tipo de azúcar simple que sirve como fuente principal de energía para muchas células del cuerpo. Es un monosacárido, lo que significa que es una molécula de azúcar compuesta por un solo tipo de unidad de azúcar. La glucosa es esencial para el funcionamiento adecuado del cuerpo humano, ya que proporciona la energía necesaria para llevar a cabo diversas funciones celulares y metabólicas. Cuando esta glucosa está baja en sangre, nuestro cuerpo quiere aumentarla para poder tener energía.
Cuando consumes alimentos que contienen carbohidratos, como azúcares y almidones, tu cuerpo descompone estos compuestos en glucosa durante la digestión. La glucosa luego circula en el torrente sanguíneo y es transportada a las células para su uso inmediato como fuente de energía o se almacena en el hígado y los músculos en forma de glucógeno para un uso futuro.
La regulación cuidadosa de los niveles de glucosa en la sangre es crucial para mantener la salud. La hormona insulina, producida por el páncreas, desempeña un papel clave en este proceso, facilitando la entrada de la glucosa en las células y ayudando a mantener los niveles de glucosa en la sangre dentro de un rango normal. Problemas en la regulación de la glucosa, como la diabetes, pueden tener consecuencias significativas para la salud.
¿Cuándo aumenta o disminuye la glucosa en sangre?
La glucosa en sangre tiende a subir y bajar en respuesta a varios factores, y tenemos que entender y ser conscientes de que es un proceso normal en el cuerpo. Aquí hay algunas situaciones comunes en las que los niveles de glucosa en sangre pueden fluctuar:
- Después de Comer (Postprandial): después de una comida, los niveles de glucosa en sangre tienden a aumentar debido a la absorción de glucosa desde los alimentos en el sistema digestivo. Esto es parte de la respuesta natural del cuerpo a la ingesta de alimentos. Sin embargo, una comida que no esté equilibrada proporcionará una desregulación de estos niveles de glucosa y hará que tengamos hambre antes de lo normal.
- Ayuno o Prolongado Período Sin Comer: durante el ayuno o si pasa mucho tiempo entre comidas, los niveles de glucosa en sangre pueden disminuir a medida que el cuerpo utiliza la glucosa almacenada para obtener energía.
- Ejercicio: la actividad física puede reducir los niveles de glucosa en sangre, ya que los músculos utilizan la glucosa como fuente de energía durante el ejercicio.
- Estrés: el estrés puede afectar los niveles de glucosa en sangre. En situaciones de estrés, el cuerpo puede liberar hormonas que aumentan los niveles de glucosa para proporcionar energía adicional.
¿Cómo afecta a nuestro cuerpo las oscilaciones de glucosa en nuestra sangre?
Las oscilaciones en los niveles de glucosa en sangre pueden tener varios efectos en el cuerpo y la salud, especialmente si estas oscilaciones son extremas o se producen de manera frecuente. Aquí hay algunas formas en las que las fluctuaciones en los niveles de glucosa pueden afectar:
Fatiga y Energía:
Niveles bajos de glucosa en sangre pueden llevar a fatiga y debilidad, ya que las células no reciben suficiente energía para funcionar correctamente.
Niveles altos de glucosa pueden causar fatiga debido a la resistencia a la insulina, donde las células tienen dificultades para utilizar la glucosa disponible.
Estas continúas subidas y bajadas de glucosa en sangre provocarán en nuestro cuerpo unos picos de energía momentáneos continuados de un cansancio extremo. Es algo que muchos piensan que es normal en el día a día, pero no es así. Mantener unos niveles regulares de glucosa en sangre hará que nuestra energía también se mantenga estable.
Cambios de Humor:
Oscilaciones en los niveles de glucosa pueden afectar el estado de ánimo. Los niveles bajos de glucosa pueden causar irritabilidad y cambios de humor, mientras que los niveles altos pueden estar asociados con fatiga y letargo. Cuando estamos con uno niveles bajos de glucosa en sangre, apáticos, buscamos comida que nos haga sentir mejor, normalmente dulce, que hará que estos niveles de glucosa se eleven rápidamente.
Problemas Cognitivos:
Niveles bajos de glucosa pueden afectar la función cerebral y la concentración. Esto es especialmente importante porque el cerebro depende en gran medida de la glucosa como fuente de energía. En personas con déficit de atención, autismo, u otras patologías cognitivas, mantener niveles de glucosa regulares hará que no se exageren estos problemas.
Síntomas Físicos:
Oscilaciones extremas pueden causar síntomas físicos como temblores, sudoración, mareos y en casos más graves, desmayos.
Daño a Órganos y Tejidos:
Niveles elevados de glucosa a largo plazo, como en el caso de la diabetes mal controlada, pueden contribuir al daño de órganos y tejidos, incluyendo los ojos, los riñones, los nervios y los vasos sanguíneos.
Aumento del Riesgo Cardiovascular:
Las fluctuaciones frecuentes en los niveles de glucosa, especialmente si son extremas, pueden aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Problemas Metabólicos:
Oscilaciones frecuentes pueden contribuir a la resistencia a la insulina, lo que puede llevar al desarrollo de la diabetes tipo 2.
¿Qué podemos hacer para evitar oscilaciones de glucosa y mantener el hambre a raya?
Si comenzamos nuestro día con un desayuno rico en carbohidratos refinados (pan blanco, bollería, galletas o incluso cereales sacados de una caja) o un zumo de naranja, nuestra glucosa se disparará desde primera hora de la mañana. Esto conllevará una consiguiente bajada en sangre y por lo tanto, un aumento del apetito a media mañana (¿te suena, no?). Nuestro cuerpo es sabio, y una vez conseguido ese aumento de glucosa desde primera hora de la mañana, buscará siempre que lo mantengas tan elevado, pero no es saludable.
Mantener el hambre a raya implica adoptar hábitos alimenticios y de estilo de vida que ayuden a controlar el apetito. Algunas estrategias que pueden ayudarte a mantener el hambre bajo control:
- Comer Comidas Equilibradas: incluye proteínas magras, carbohidratos complejos y grasas saludables en cada comida. Estos nutrientes proporcionan una sensación de saciedad y ayudan a mantener los niveles de energía estables. Guíate por el Plato de Harvard para comer y cenar, ajustando proporciones a tu actividad física, peso altura y objetivos.
- Consumir Fibra: los alimentos ricos en fibra, como frutas, verduras, granos enteros y legumbres, son más satisfactorios y pueden ayudar a mantener el hambre a raya al aumentar la sensación de saciedad.
- Hidratación Adecuada: a veces, la sed puede ser confundida con hambre. Beber suficiente agua durante el día puede ayudar a mantener el hambre bajo control.
- Evitar Azúcares y Carbohidratos Refinados: los alimentos con alto contenido de azúcares simples y carbohidratos refinados pueden llevar a fluctuaciones en los niveles de glucosa en sangre, lo que puede aumentar el apetito. Opta por fuentes de carbohidratos más saludables.
- Incluir Snacks Saludables: no pasa nada si sientes hambre entre comidas, elige snacks saludables y saciantes, como frutas, yogur griego, nueces o vegetales con hummus.
- Dormir Suficiente: la falta de sueño puede afectar las hormonas que regulan el hambre y el apetito. Intenta asegurarte de obtener suficientes horas de sueño cada noche.
- Gestionar el Estrés: el estrés puede afectar el apetito. Practicar técnicas de manejo del estrés, como la meditación o el yoga, puede ayudar a controlar el hambre emocional.
Recuerda que cada persona es única, y puede ser útil experimentar con diferentes enfoques para encontrar lo que funcione mejor para ti. Un modelo de alimentación saludable pasa por comer 3 veces al día, 5 o incluso 2. Sentir hambre es normal, es un proceso fisiológico. Sin embargo, si experimentas una sensación constante e inusual de hambre, o si hay cambios significativos en tu apetito sin una causa evidente, podría ser útil consultar a un nutricionista para obtener orientación personalizada.
Sobre la autora
Adriana Martín es nutricionista clínica en Sinews. Atiende tanto a adultos, como adolescentes y niños que buscan mejorar su salud a través de la alimentación. Está especializada en salud pública y también trata TCA, SIBO, enfermedades crónicas y otras patologías, así como ganancia de masa muscular o pérdida de peso. Su enfoque no consiste en pautar menús cerrados, sino en hacer entender la importancia de la nutrición en cada etapa de la vida a través de diferentes herramientas.
Un Análisis Psicológico de "El Sutil Arte de Que Te Importe Un Carajo" de Mark Manson
«El Sutil Arte de Que Te Importe Un Carajo» de Mark Manson es una toma audaz e irreverente del género de autoayuda que ha causado sensación en todo el mundo. Publicado en 2016, desafía la noción de que la felicidad se puede lograr únicamente a través del pensamiento positivo y la búsqueda incesante del placer. En cambio, Manson presenta una perspectiva refrescante sobre la vida, abogando por abrazar el dolor, el sufrimiento y la inevitabilidad de los problemas como componentes esenciales del crecimiento personal y la felicidad. En esta reseña, exploraremos las perspicacias y limitaciones psicológicas de esta obra provocativa.
Lo Bueno en el Libro desde un Punto de Vista Psicológico
- Abrazar el Dolor y el Sufrimiento: Desde un punto de vista psicológico, el énfasis de Manson en abrazar las dificultades de la vida es una salida refrescante de la prevalente cultura del pensamiento positivo. Psicológicamente, esto se alinea con el concepto de "resiliencia". La resiliencia es la capacidad de recuperarse de la adversidad, y los estudios han demostrado que las personas que enfrentan los desafíos y contratiempos de la vida tienden a desarrollar una mayor resiliencia. Al alentar a los lectores a enfrentar el dolor y el sufrimiento de frente, Manson promueve un enfoque psicológicamente más saludable hacia la adversidad.
- El Poder de los Valores: El enfoque de Manson en los valores también tiene mérito psicológico. Los psicólogos a menudo enfatizan la importancia de tener un conjunto claro de valores como fuente de motivación y bienestar. Vivir en consonancia con nuestros valores contribuye a un sentido de propósito y satisfacción. La idea de Manson de que la felicidad y el éxito fluyen naturalmente al vivir de acuerdo con nuestros valores se relaciona con las teorías psicológicas sobre la motivación intrínseca y la autodeterminación.
- Responsabilidad y Propiedad: El llamado de Manson a que los lectores asuman la responsabilidad de sus vidas y sus reacciones ante los eventos hace eco de los principios de la terapia cognitivo-conductual (TCC). La TCC enfatiza que nuestros pensamientos y creencias influyen en nuestras emociones y comportamientos. Al reconocer nuestro papel en la formación de nuestras experiencias, podemos tener un mayor control sobre nuestras vidas y nuestro bienestar. El énfasis de Manson en la responsabilidad personal se alinea con el objetivo de la TCC de identificar y modificar patrones de pensamiento perjudiciales.
Lo Malo en el Libro desde un Punto de Vista Psicológico
- Simplificación Excesiva: Una crítica psicológica del libro es su tendencia a simplificar cuestiones emocionales y mentales complejas. Si bien la filosofía de "no dar un carajo" de Manson puede ser empoderadora, puede que no sea adecuada para personas que luchan con problemas graves de salud mental, como la depresión clínica o los trastornos de ansiedad. Estas personas pueden requerir intervenciones psicológicas más matizadas y apoyo.
- Desatención de Factores Sistémicos: El enfoque de Manson pone un gran énfasis en la responsabilidad individual, a veces pasando por alto el impacto de los factores sistémicos en la vida de una persona. Los psicólogos reconocen que los factores externos, como las condiciones socioeconómicas, pueden afectar profundamente la salud mental y el bienestar de un individuo. Un enfoque exclusivo en la responsabilidad personal podría no abordar adecuadamente estas influencias externas.
- Limitada Profundidad Psicológica: Si bien la filosofía de "no dar un carajo" de Manson resuena con muchos, no profundiza en las teorías psicológicas y la evidencia que la respaldan. Los lectores interesados en una comprensión integral de los principios psicológicos detrás de las ideas de Manson pueden encontrar que el libro carece en este aspecto. Una exploración más completa de los fundamentos psicológicos podría haber agregado profundidad a sus argumentos.
¿Cómo Puedes Aprender a No Dar un Carajo?
Aprender a «no dar un carajo» en el sentido de Manson implica varios principios psicológicos:
- Atención Plena (Mindfulness) Manson aboga por estar presente y completamente comprometido con los desafíos de la vida. La atención plena, una práctica psicológica, enseña a las personas a observar sus pensamientos y emociones de manera no crítica. Esto puede ayudar a enfrentar el dolor y el sufrimiento sin sentirse abrumado.
- Clarificación de Valores: Identificar y aclarar tus valores centrales, como sugiere Manson, se alinea con las teorías psicológicas sobre motivación y bienestar. Los psicólogos a menudo utilizan intervenciones basadas en valores para ayudar a las personas a llevar vidas más satisfactorias.
- Técnicas Cognitivo-Conductuales: El llamado de Manson a la responsabilidad personal coincide con la terapia cognitivo-conductual (TCC). Aprender técnicas de TCC puede ayudar a las personas a identificar y modificar patrones de pensamiento perjudiciales que contribuyen a la angustia emocional.
Algunas Palabras Clave Importantes y Su Significado
- Resiliencia: La resiliencia, un concepto psicológico, se refiere a la capacidad de un individuo para recuperarse de la adversidad. El énfasis de Manson en abrazar las dificultades de la vida se alinea con la idea de que enfrentar los desafíos de frente puede fomentar la resiliencia. Psicológicamente, desarrollar resiliencia es crucial para mantener el bienestar mental ante los inevitables contratiempos de la vida.
- Valores: El concepto de valores desempeña un papel importante tanto en la filosofía de Manson como en el bienestar psicológico. En psicología, los valores representan las creencias y motivaciones centrales de un individuo. Vivir en armonía con los valores propios se asocia con una mayor satisfacción y felicidad en la vida.
- Responsabilidad: La responsabilidad personal, un tema clave en la obra de Manson, hace eco de los principios de la terapia cognitivo-conductual (TCC). Asumir la responsabilidad de nuestros pensamientos y reacciones es un principio psicológico que puede conducir al crecimiento personal y al bienestar emocional.
- Enfrentar el victimismo: Aprender a no dar un carajo no se trata solo de adoptar una nueva mentalidad; también se trata de enfrentar algunas verdades incómodas. El estilo de escritura directo y sin filtros de Manson puede resultar ofensivo para algunos, pero transmite un mensaje esencial. Una de las lecciones cruciales de 'El Sutil Arte de Que Te Importe Un Carajo' es la importancia de abordar la mentalidad de ser una víctima. Sentirse como una víctima puede ser seductor porque a menudo conduce a una mayor atención del entorno y a expectativas más bajas hacia uno mismo. Crea una burbuja de seguridad. Sin embargo, romper con esta mentalidad exige asumir la responsabilidad de tu situación y decisiones. El enfoque sincero de Manson podría no ser el más gentil, pero contiene mucha verdad. Los psicólogos normalmente abordarían este tema con más cuidado, pero la crudeza del mensaje de Manson resuena con muchos precisamente porque obliga a los lectores a enfrentar la incómoda realidad de su propia agencia en los resultados de la vida.
En conclusión, «El Sutil Arte de Que Te Importe Un Carajo» de Mark Manson ofrece una perspectiva única y a veces controvertida sobre cómo vivir una vida significativa. Desde un punto de vista psicológico, el libro promueve conceptos valiosos como abrazar la adversidad, aclarar valores y asumir la responsabilidad personal. Sin embargo, también plantea preocupaciones sobre la simplificación excesiva y la falta de atención a los factores sistémicos. Aprender a «no dar un carajo» requiere una comprensión matizada de cuándo y cómo aplicar la filosofía de Manson junto con los principios psicológicos establecidos.
¿Cómo se aborda un TCA desde el punto de vista nutricional?
Un trastorno de la conducta alimentaria (TCA) es un término que engloba varios tipos de trastornos relacionados con los hábitos y comportamientos alimentarios de una persona. Los TCA incluyen los trastornos alimentarios como la anorexia nerviosa, la bulimia nerviosa y el trastorno por atracón, explicados en este artículo, pero también pueden abarcar otras afecciones que no se ajustan claramente a estas categorías específicas.
Los TCA se caracterizan por una relación disfuncional con la comida y pueden involucrar preocupaciones obsesivas sobre el peso corporal, la imagen corporal y la alimentación. Estos trastornos pueden afectar tanto la salud física como la salud mental de una persona y a menudo requieren intervención y tratamiento profesional.
Algunos ejemplos adicionales de trastornos de la conducta alimentaria que pueden entrar en la categoría de TCA incluyen:
- Ortorexia: Un enfoque obsesivo en la elección de alimentos considerados saludables, con restricciones extremas y ansiedad en torno a los alimentos "no saludables".
- Vigorexia: También conocida como dismorfia muscular, es una preocupación obsesiva por ser musculoso y fuerte, lo que puede llevar a un exceso de ejercicio y consumo de suplementos.
- Trastorno de la alimentación nocturna: Las personas con este trastorno tienen episodios de ingesta excesiva de alimentos durante la noche.
- Pica: Un comportamiento de comer cosas que no son alimentos, como tierra, tiza o cabello.
- Rumia: La repetición involuntaria de la regurgitación de alimentos, que luego pueden volver a ser masticados, vuelto a tragar o escupidos.
Es importante destacar que los TCA pueden ser peligrosos y tener consecuencias graves para la salud si no se tratan adecuadamente. Es fundamental acudir a consulta médica para realizar una primera evaluación sobre la situación, así como a un nutricionista que pueda ayudarnos a afrontar y superar nuestro problema de alimentación.
¿Cómo es una consulta con un nutricionista para superar un TCA?
Un nutricionista desempeña un papel fundamental en el tratamiento de los trastornos alimenticios como parte de un equipo de atención médica interdisciplinario. Su objetivo es ayudar a los individuos a establecer una relación saludable con la comida, mejorar su ingesta nutricional y abordar los aspectos físicos de la recuperación. Aquí hay algunas de las principales acciones que un nutricionista realiza en el tratamiento de un trastorno alimenticio:
- Evaluación nutricional: El nutricionista comienza por realizar una evaluación detallada de la historia clínica, los hábitos alimenticios, los patrones de ejercicio y la composición corporal del paciente. Esta evaluación ayuda a comprender la gravedad del trastorno alimenticio y a determinar los problemas nutricionales específicos.
- Planificación de comidas y pautas dietéticas: El nutricionista trabaja en conjunto con el paciente para desarrollar un plan de comidas equilibrado y personalizado. Esto implica establecer objetivos de ingesta calórica, distribución de macronutrientes (proteínas, carbohidratos, grasas) y selección de alimentos saludables.
- Educación nutricional: Proporciona educación sobre la nutrición y la importancia de una alimentación equilibrada. Ayuda al paciente a comprender cómo los alimentos afectan su salud física y emocional.
- Monitoreo y apoyo: El nutricionista trabaja de cerca con el paciente para realizar un seguimiento regular de su progreso y ajustar el plan de comidas según sea necesario. También ofrece apoyo emocional y refuerza la importancia de mantener hábitos alimenticios saludables.
- Introducción gradual de alimentos: En algunos casos, especialmente en trastornos alimenticios como la anorexia nerviosa, el nutricionista ayuda al paciente a reintroducir gradualmente alimentos que hayan evitado o restringido durante mucho tiempo, asegurándose de que lo hagan de manera segura.
- Manejo de la ansiedad alimentaria: Ayuda al paciente a desarrollar estrategias para manejar la ansiedad y los temores relacionados con la comida, lo que puede incluir técnicas de exposición gradual.
- Trabajo en equipo: Colabora estrechamente con otros profesionales de la salud, como terapeutas, psicólogos y médicos, para garantizar un enfoque integral en el tratamiento del trastorno alimenticio.
- Educación sobre el autocuidado: Enseña a los pacientes habilidades para el autocuidado relacionadas con la alimentación y el mantenimiento de una relación positiva con la comida a largo plazo.
- Prevención de recaídas: Una vez que se ha logrado la estabilización y la recuperación inicial, el nutricionista trabaja con el paciente para prevenir recaídas y mantener hábitos alimenticios saludables a largo plazo.
Es importante destacar que el tratamiento de los trastornos alimenticios es un proceso multidisciplinario y que la terapia nutricional es solo una parte de la atención integral. La atención médica y psicológica también son esenciales para abordar los aspectos físicos y psicológicos de los trastornos alimenticios.
¿Es importante entonces trabajar con un nutricionista y un psicólogo a la vez para abordar un TCA?
La relación entre la nutrición y la psicología es muy estrecha y compleja. La forma en que comemos y nuestra dieta pueden tener un impacto significativo en nuestra salud mental y emocional, y a su vez, nuestros estados emocionales y psicológicos pueden influir en nuestros hábitos alimenticios y elecciones dietéticas. Es por ello que el trabajo conjunto de un nutricionista y un psicólogo es esencial en el tratamiento de trastornos alimenticios y otros problemas relacionados con la alimentación. Ambos profesionales aportan sus conocimientos y habilidades para abordar tanto los aspectos nutricionales como los psicológicos de estos trastornos.
Tras una evaluación inicial, donde ambos profesionales realizan análisis de la situación, éstos se ponen en contacto para la coordinación del tratamiento. El nutricionista y el psicólogo trabajan juntos para desarrollar un plan de tratamiento integral y coordinado. Esto implica establecer objetivos nutricionales y emocionales, así como un enfoque conjunto para abordar las necesidades del paciente. Es importante que exista una comunicación regular para compartir información relevante sobre el paciente. Esto les permite ajustar el tratamiento según sea necesario y garantizar una atención coherente.
El apoyo emocional por parte del psicólogo es fundamental para ayudar a identificar y manejar los sentimientos y emociones relacionadas con la alimentación y el trastorno alimenticio. Por otro lado, el nutricionista educará al paciente sobre la importancia de la nutrición equilibrada y la relación entre la salud física y mental con herramientas que el psicólogo le haya proporcionado.
En conclusión, detectar un trastorno alimenticio puede ser desafiante, pero es esencial prestar atención a las señales y los síntomas que puedan indicar la presencia de un problema. La detección temprana y la intervención son cruciales para la recuperación.
Es importante recordar que la recuperación de un TCA es un proceso gradual y que cada persona es única. La recuperación puede llevar tiempo y esfuerzo, pero es posible. Es crucial buscar ayuda lo antes posible y mantener un compromiso continuo con el tratamiento y el apoyo a lo largo del camino hacia la recuperación. La recuperación total es un objetivo alcanzable, y muchas personas han logrado superar los TCA con el apoyo adecuado.
En este tipo de casos, la relación entre la nutrición y la psicología cobra una importancia significativa. Los hábitos alimenticios y la salud mental están estrechamente interconectados, y ambos pueden influenciarse mutuamente de diversas maneras. Es fundamental comprender cómo los factores psicológicos pueden afectar nuestros patrones alimenticios y cómo nuestras elecciones alimenticias pueden impactar nuestra salud mental y emocional.
Sobre la autora
Adriana Martín es nutricionista clínica en Sinews. Atiende tanto a adultos, como adolescentes y niños que buscan mejorar su salud a través de la alimentación. Está especializada en salud pública y también trata TCA, SIBO, enfermedades crónicas y otras patologías, así como ganancia de masa muscular o pérdida de peso. Su enfoque no consiste en pautar menús cerrados, sino en hacer entender la importancia de la nutrición en cada etapa de la vida a través de diferentes herramientas.
Etiquetas de diagnóstico en el mundo digital. Algunos pros y contras
En la última década, y más aún después de la pandemia del COVID-19, nos hemos vuelto más conscientes de la importancia de la salud psicológica, y muchos encuentran más normalizado acudir a terapia. La era digital actual, con las redes sociales, los famosos y los influencers, ha provocado un cambio significativo en la forma en que percibimos y entendemos la salud psicológica, y la terapia ya no es sólo para «locos». Oímos hablar de las luchas de la gente, de sus problemas, de cómo aceptan sus problemas y de cómo intentan gestionarlos. Esto es bueno, ya que los problemas psicológicos pueden afectar a nuestras vidas tanto o más que los problemas físicos. Las etiquetas diagnósticas, antes solo usadas en las consultas de psicólogos y psiquiatras, se han normalizado cada vez más, y palabras como «ansiedad», «depresión», «trauma» y «disociación» han pasado a formar parte de nuestro vocabulario cotidiano cuando describimos cómo nos sentimos. Aunque este cambio tiene sus méritos y efectos positivos, la mayor atención y el uso diario de etiquetas diagnósticas también han introducido algunos retos de los que debemos ser conscientes. Este artículo explora los pros y los contras de las etiquetas diagnósticas, reconociendo su creciente importancia en nuestro mundo digitalmente conectado.
¿Qué son las etiquetas diagnósticas?
Las etiquetas diagnósticas son términos utilizados por psiquiatras y psicólogos clínicos para describir y clasificar problemas de salud psicológica específicos que puede estar experimentando una persona. Un diagnóstico especifica distintos síntomas, sentimientos, pensamientos o comportamientos que una persona experimenta o emite. Dependiendo de la frecuencia, intensidad y afectación de estos síntomas en la vida diaria y la calidad de vida, se puede dar un diagnóstico. Un diagnóstico no explica necesariamente por qué una persona está luchando, pero puede ayudar a describir con qué está luchando, siendo un término que se utiliza cuando se presenta un cúmulo de síntomas juntos.
La normalización de las etiquetas diagnósticas
Los famosos, los influencers y las redes sociales han desempeñado un papel crucial a la hora de derribar las barreras que rodean a los debates sobre la salud psicológica. Muchas personalidades han hablado abiertamente de sus luchas y experiencias con diagnósticos como la ansiedad, la depresión o el TDAH. Esta transparencia ha ayudado a aumentar la concienciación y a reducir el estigma asociado a los problemas psicológicos y las enfermedades mentales, animando a otros a buscar ayuda y a compartir sus propias historias.
Además, las redes sociales ofrecen espacios para que las personas se pongan en contacto con otras que comparten experiencias y diagnósticos similares. Han surgido grupos de apoyo y comunidades en línea que ofrecen un valioso apoyo entre iguales y recursos para quienes se enfrentan a las complejidades de la salud psicológica. Sin embargo, esta mayor visibilidad de los problemas psicológicos y de las etiquetas diagnósticas también plantea importantes cuestiones sobre su uso, comprensión y posibles consecuencias. Por ejemplo, podemos ver a famosos promoviendo el uso de ansiolíticos y antidepresivos, potentes tratamientos psicofarmacológicos. El uso de medicación para problemas psicológicos puede ser muy útil como herramienta a corto plazo para facilitar la implementación de cambios y el desarrollo de buenas herramientas y estrategias, sin embargo, esto debe ser evaluado en cada caso específico con un profesional de la salud mental. Publicitar el uso como algo que cambiará tu vida y te quitará los problemas puede ser bastante perjudicial. No sólo no es cierto, a día de hoy no tenemos una pastilla que por sí sola nos quite los problemas psicológicos, hacen falta más cosas para tratar un problema psicológico, sino que además, si el uso de medicación es el único plan de tratamiento que se sigue, entonces habrá que estar medicado el resto de la vida, lo que se ha demostrado que tiene efectos limitados. Es bueno eliminar el estigma de los tratamientos psicofarmacológicos, ya que a veces son necesarios y no son problemáticos. Sin embargo, algunos clientes han acudido a terapia pensando que están en negación o que han reprimido sus problemas por ser la única persona de su grupo de amigos que no está tomando ansiolíticos o antidepresivos en ese momento, pensando que debe haber algo malo en ellos. En este caso, puede que hayamos llevado la normalización demasiado lejos, ya que la medicación debería ser una herramienta útil cuando es necesaria, y no una necesidad humana básica.
Ventajas de las etiquetas diagnósticas
El uso de etiquetas diagnósticas puede ser una herramienta útil para los profesionales, ya que permite la comunicación entre disciplinas y profesionales diferentes. Puede ser útil a la hora de investigar determinados problemas y tratamientos, y dar pautas sobre cómo intervenir cuando se encuentran problemas psicológicos.
Para muchas personas, recibir un diagnóstico supone un alivio, ya que sienten que ahora existe una palabra o una explicación para lo que les ocurre, y que no es algo por lo que estén pasando solas. La normalización de las etiquetas diagnósticas ha proporcionado validación y reconocimiento a muchos individuos, y saber que otros tienen experiencias similares puede reducir los sentimientos de aislamiento y animar a las personas a buscar la ayuda que necesitan. Las etiquetas diagnósticas sirven de lenguaje común y permiten a las personas comunicar sus experiencias de forma más eficaz. Cuando las personas utilizan etiquetas como «depresión» o «ansiedad social», se facilita la comprensión y se fomenta la empatía, tanto dentro como fuera de la comunidad de salud mental.
En muchos sistemas sanitarios, las etiquetas diagnósticas son necesarias para la cobertura del seguro y la asignación de fondos. Un diagnóstico reconocido puede garantizar que las personas tengan acceso a los recursos financieros necesarios para apoyar su proceso terapéutico.
Los contras de las etiquetas de diagnóstico
Aunque el uso y la normalización de las etiquetas diagnósticas tienen muchas ventajas, hay algunos problemas que debemos tener en cuenta a la hora de utilizarlas.
A pesar de los aspectos positivos de la normalización, las etiquetas diagnósticas todavía pueden conllevar un estigma, incluso en la sociedad actual, más abierta y tolerante. Persisten los prejuicios y las ideas erróneas sobre determinadas enfermedades mentales, lo que conduce a la discriminación y el aislamiento social. Es posible que algunas personas sigan evitando buscar ayuda o revelar sus problemas por miedo a recibir una etiqueta diagnóstica, a pesar de que cada vez hay una mayor concienciación y normalización de los problemas psicológicos. A veces, recibir un diagnóstico también puede tener un efecto negativo en otros ámbitos de la vida de una persona. Por ejemplo, en algunos países, es posible que haya que pagar más por el seguro médico si se ha recibido un diagnóstico.
Las etiquetas diagnósticas pueden introducir sesgos tanto en el tratamiento como en la percepción. Los clínicos pueden centrarse en la etiqueta en lugar de en las necesidades y puntos fuertes únicos del individuo, y en las funciones específicas que pueden tener los problemas. Por lo tanto, nos centraríamos más en la descripción del problema y sus síntomas en lugar de en su causa específica y su mantenimiento actual. Además, las etiquetas pueden incluso reforzar los problemas experimentados, ya que pasan a formar parte de la identidad de la persona. Por ejemplo, una persona puede evitar o estar exenta de ciertas situaciones debido a su diagnóstico, cuando quizá hubiera podido gestionarlas mejor o peor. También puede hacer que sea más difícil mejorar, ya que uno podría centrarse más en el diagnóstico que en el tratamiento, haciendo que el diagnóstico dure para siempre cuando no tiene por qué ser así.
El uso cada vez mayor de etiquetas diagnósticas en nuestro vocabulario cotidiano ha llevado a un riesgo potencial de sobrepatologización, en el que las variaciones normales en el comportamiento y las emociones se etiquetan como trastornos. El resultado puede ser una medicalización y tratamientos innecesarios. Por ejemplo, hoy en día oímos con más frecuencia «estoy ansioso por el examen» y «eso me deprimió mucho» en lugar de «estoy nervioso» o «estoy triste», que son emociones perfectamente normales que a veces necesitamos tener y experimentar. Estas emociones no son problemáticas ni algo que deba tratarse, ya que las emociones negativas son una parte necesaria de la vida humana, siempre que no empiecen a afectar a su funcionamiento diario o a su calidad de vida en general.
El proceso de diagnóstico no es infalible. Pueden producirse diagnósticos erróneos debido a la complejidad de los trastornos mentales, a la superposición de síntomas o a métodos de evaluación inadecuados. Una etiqueta incorrecta puede conducir a un tratamiento inadecuado, a veces incluso haciendo que la persona se sienta peor. Además, es importante recordar que todas las personas y sus luchas son diferentes. Dos personas con ansiedad pueden necesitar dos intervenciones completamente distintas, aunque se les pueda poner la misma etiqueta diagnóstica. Si utilizamos un plan o protocolo de tratamiento estandarizado con un determinado diagnóstico, es posible que no ayudemos a la persona de la mejor manera posible. Aunque las etiquetas pueden dar poder, también tienen el potencial de reducir a las personas a un conjunto de síntomas, eclipsando su singularidad, función y complejidad. Además, nuestros problemas no son estáticos y deben evaluarse continuamente. Los síntomas que presentábamos cuando recibimos el diagnóstico cambian, sobre todo con el tratamiento adecuado, y por tanto puede que ya no cumplamos los criterios del diagnóstico establecido.
Esto no quiere decir que si limitamos el uso de etiquetas diagnósticas signifique que las luchas o problemas de una persona no son tan graves y que es culpa de la persona pasar por ello. No debería ser necesario un diagnóstico para que un problema sea grave o requiera atención y tratamiento. Siempre hacemos lo mejor que podemos con los recursos que tenemos en ese momento, pero a veces lo mejor que hacemos puede no ayudarnos lo suficiente para empezar a sentirnos mejor, y también puede acarrear otras consecuencias negativas.
Equilibrio: utilizar las etiquetas diagnósticas con prudencia
En esta nueva era de normalización de las etiquetas diagnósticas y de influencia del mundo digital, es esencial que tanto los psicólogos como las personas las aborden con cuidado y consideración, y sean conscientes de sus pros y sus contras. Eliminar el estigma y normalizar los problemas psicológicos es esencial, y las plataformas de medios sociales son una gran herramienta para lograrlo. Sin embargo, hay que tener cuidado con la forma en que se hace, para no patologizar en exceso emociones o problemas negativos normales, ya que esto puede convertirse en problemas aún peores. También debemos tener cuidado con a quién escuchamos y seguimos en las redes sociales, ya que hay mucha información errónea sobre los problemas psicológicos en las redes sociales.
Sobre la autora
Amalie Hylland es psicóloga sanitaria en Sinews. Está especializada en el análisis y modificación de la conducta, trabajando con adolescentes y adultos. Tiene experiencia en trabajar con varias problemáticas, incluyendo el manejo de la ansiedad, fobias y pensamientos rumiativos, el desarrollo de habilidades asertivas y sociales, la autoestima, procrastinación, autolesiones y la conducta obsesiva compulsiva. Su orientación es terapia conductual, integrando técnicas y herramientas basadas en la evidencia para ayudar el cambio de los pensamientos, emociones y conductas que nos causan problemas.
Los Pilares Básicos del Aprendizaje: Importancia del Ambiente de Estudio
¡Cómo pasa el tiempo! Parece que fue ayer cuando estábamos disfrutando de un chapuzón en el mar con nuestros hijos y, en un abrir y cerrar de ojos, un nuevo curso académico acaba de comenzar.
Dentro de pocas semanas comenzarán los primeros exámenes y ahora más que nunca nos damos cuenta de lo importante que es tener un ambiente de estudio que facilite el aprendizaje. Por ello, a lo largo del siguiente artículo, el equipo de profesionales que conforman nuestro servicio de apoyo académico les explicará las condiciones que debe cumplir un lugar de estudio para asegurar un adecuado rendimiento.
Antes de entrar en materia, debemos responder a la siguiente pregunta:
¿Cuáles son los pilares básicos que darán lugar a un proceso de aprendizaje exitoso?
- Organización
- Gestión del tiempo
- Adecuado ambiente de estudio
A continuación, vamos a desarrollar cada uno de ellos:
Organización
“El orden externo facilita el orden interno”. Es decir, cuando trabajamos en un entorno ordenado y libre de distracciones, será más fácil centrarnos en la tarea y organizar nuestras ideas.
Por eso, recomendamos que, antes de ponerse a hacer los deberes o a estudiar una materia, el alumno limpie y ordene su habitación, especialmente su escritorio. Tener una mesa despejada y disponer del material necesario le ayudará a mantener la concentración por periodos de tiempo más prolongados.
Si no tiene preparado todo el material que va a necesitar, se tendrá que levantar constantemente de la silla, perjudicando así a su capacidad de atención sostenida y dificultando la focalización en la tarea.
Además de estos niveles de organización tan básicos, es importante que vayan desarrollando habilidades cada vez más sofisticadas a medida que vayan creciendo. Con “sofisticadas” nos referimos a que requieren un nivel de desarrollo más avanzado de las funciones ejecutivas. Veamos algunos ejemplos:
- Para organizar sus apuntes por categorías, necesitarán hacer uso de carpetas, separadores, fundas de plástico, etc.
- Para organizar su horario semanal, necesitarán hacer uso de la agenda.
- Para ordenar mentalmente los contenidos de cada tema, necesitarán aprender a hacer resúmenes, esquemas y mapas mentales.
Manejo del Tiempo
Muchos niños tienen dificultades para estimar el tiempo necesario que requiere la realización de las tareas escolares, proyectos y estudio de una asignatura. Lo cierto es que, en realidad, es una habilidad esencial a la que precisamente no se le suele dar la importancia que merece.
Aprender a administrar mejor su tiempo le ayudará a:
- Entregar las tareas dentro de la fecha indicada.
- Incrementar su autonomía.
- Reducir el nivel de estrés.
- Mantener los logros alcanzados.
De hecho, cada vez más colegios tienen la iniciativa de entregar una agenda escolar a cada alumno al inicio de un nuevo curso, además de un calendario escolar donde aparecen reflejadas las fechas de los exámenes y proyectos que se han de entregar. Esta es una buena manera de ayudarles a desarrollar la conciencia del tiempo y la anticipación.
Adecuado ambiente de estudio
Muchos de ustedes seguramente recordarán las reprimendas que les echaban sus padres por tener la habitación desordenada o por hacer los deberes con la televisión encendida. Probablemente, en aquella época no comprendíamos por qué daban tanta importancia a esos detalles. Sin embargo, ahora, como adultos que somos y padres de nuestros propios hijos, entendemos de sobra sus motivos.
Sin embargo, no hace falta remontarnos a aquella época. Podemos nombrar miles de ejemplos de nuestra vida diaria en los que el ambiente de trabajo o estudio juega un papel esencial en nuestros resultados.
Sin ir más lejos, pensemos en el despacho de recepción de la empresa donde trabajamos o en la biblioteca de nuestro barrio. Todo está cuidadosamente ordenado, cada formulario tiene asignada su propia cajonera, cada documento está guardado en una carpeta en particular. Todos estos lugares comparten una característica en común: reúnen una serie de características que ayudan a incrementar la concentración, la eficacia y, por ende, favorecen la productividad.
No obstante, cuando un ambiente no reúne estas características ideales, nosotros, como adultos, tenemos desarrollada la capacidad para redirigir constantemente nuestro foco atencional a la tarea, inhibiendo los estímulos irrelevantes. Sin embargo, el cerebro de los niños, todavía en desarrollo, tiene más dificultades para autorregularse, por ello es tan importante que exista ese orden externo.
¿Qué características ha de tener un lugar de estudio adecuado?
- Tiene que ser siempre el mismo y, a ser posible, exclusivo para él/ella. Reservar un espacio físico exclusivamente para estudiar ayuda a adquirir el hábito y a mejorar la concentración, porque el cerebro realiza esa asociación entre lugar y actividad, facilitando la orientación a la tarea.
- Siempre el mismo horario. Tener previamente estipulado un tiempo de estudio, le ayudará a crear un hábito y a desarrollar esas habilidades de gestión del tiempo que mencionábamos anteriormente.
- Debe de estar bien iluminado. Lo ideal sería estudiar con luz natural, pero cuando sea necesaria la luz artificial, se recomienda un flexo con una bombilla azul no inferior a 60w.
- Mobiliario y material adecuados. Es decir, tiene que tener mesa amplia donde poder extender sus cosas y una silla cómoda, que favorezca una postura adecuada. Además, antes de comenzar, todo el material que se vaya a necesitar debe de estar encima de la mesa. De esta manera, evita levantarse constantemente del asiento, perdiendo así la concentración.
- Estimulación ambiental reducida. El lugar elegido tiene que ser aquel donde no haya mucho ruido habitualmente. Por ejemplo, si el salón de casa muy luminoso, pero da a una calle principal con gran afluencia de vehículos, no será el lugar adecuado. En cambio, si su habitación tiene menos luz, pero es más silenciosa, la elegiremos en primer lugar.
- Bien ventilado y con la temperatura adecuada. Es aconsejable que el lugar de estudio tenga una ventana para poder renovar la calidad del aire, además de mantener una temperatura estable de entre 20ºC y 22ºC aproximadamente.
Por último, es necesario hablar sobre el uso de los dispositivos electrónicos. Hoy en día cada vez son más los colegios que han adoptado lo que se conoce como e-learning. Es decir, el uso de internet y los dispositivos electrónicos como una herramienta de enseñanza-aprendizaje, donde los profesores crean un espacio virtual donde pueden compartir documentos y material académico, asignar tareas y resolver las dudas de sus alumnos, sin necesidad de agendar una tutoría presencial.
Si bien es cierto que esta herramienta resulta muy práctica y motivante para los alumnos, debemos tener en cuenta el sobreuso que se hace hoy en día de los dispositivos electrónicos y del riesgo cada vez más alto de adicción que conllevan. Por ello recomendamos que, al menos durante las horas de estudio, se restrinja el acceso a teléfonos móviles, tablets y demás dispositivos, excepto cuando sea absolutamente necesario.
Desde Sinews, esperamos que la lectura de este artículo les haya resultado de utilidad y les animamos encarecidamente a poner en práctica todas estas herramientas para asegurar un mejor rendimiento académico.
Por último, les recordamos que en el caso de aquellos alumnos que tienen dificultades para seguir el ritmo del curso escolar, nuestros profesionales del servicio de apoyo académico estarán encantados de ayudarles en lo que necesiten.
Sobre la autora
Alba Ferrero es neuropsicóloga y coordinadora de los servicios especializados de apoyo psicopedagógico y logopedia en colegios y domicilios. Cuando las familias se ponen en contacto con Sinews solicitando alguno de estos servicios, Alba hace una primera entrevista de valoración para conocer a fondo la situación y poder asignar al/la profesional más adecuado/a para cada caso. Además, mantiene una comunicación constante con los colegios, familias y profesionales para asegurarse de que la evolución está siendo favorable y se están logrando los objetivos planteados. También se encarga de incorporar a nuevos profesionales a un equipo que se encuentra en constante expansión.
El Poder de la Palabra
Todos lo hemos experimentado, el poder que el lenguaje puede tener. Solo con emitir ciertos tipos de palabras en un cierto orden, una persona puede hacernos llorar, reír, sonreír o explotar. Pueden hacernos sentir bien, o pueden hacernos sentir absolutamente terribles.
El lenguaje es una gran herramienta que tenemos como seres humanos. Nos permite comunicarnos con otros de una manera más eficiente, planificar y anticipar lo que sucederá en el futuro, y recordar los buenos recuerdos del pasado. Puede ayudarnos a expresar nuestras emociones y explicar nuestros comportamientos para que las personas a nuestro alrededor puedan entender más fácilmente lo que estamos pasando. Sin embargo, el lenguaje es una herramienta muy poderosa, por lo que debemos ser conscientes de sus poderes.
Todo el lenguaje se aprende. No nacemos con un lenguaje, pero nacemos con la capacidad de su desarrollo. Como bebés, comenzamos a absorber sonidos, gestos y expresiones de nuestros cuidadores, construyendo gradualmente nuestro vocabulario y comprensión de la sintaxis. El lenguaje es una construcción social, transmitida de generación en generación, y evoluciona a medida que la sociedad cambia y difiere según el contexto en el que nos encontramos.
El lenguaje también nos da el poder de viajar en el tiempo emocional. Por ejemplo, si pensamos en cosas que sucedieron en el pasado que nos hicieron sentir tristes, comenzamos a sentirnos tristes en el momento presente. Tal vez no en la misma medida o con la misma intensidad que sentimos en el pasado, pero comenzamos a sentirnos peor que antes de comenzar a pensar en la cosa triste que sucedió. Si pensamos en algo emocionante que va a suceder en el futuro, como un divertido viaje, comenzamos a emocionarnos en el momento presente, incluso si aún no hemos viajado a ningún lado. Esto puede ser tanto útil como desafiante para nosotros. Cuando pensamos en cosas positivas que han sucedido o sucederán, puede motivarnos a realizar los comportamientos necesarios para que ocurra o vuelva a ocurrir. Sin embargo, a veces podemos llevar esto a un nivel más extremo y comenzar a pensar en todos los posibles escenarios negativos que pueden ocurrir en el futuro, algo que nos hace sentir mal sin ser realmente útil para nosotros.
El lenguaje no es inocente. Las palabras que usamos están condicionadas con diferentes respuestas emocionales. Esto significa que cuando decimos una palabra, también sentimos una emoción. Por ejemplo, si alguien nos dice que somos muy guapos o muy feos, esas dos palabras provocarán diferentes respuestas emocionales en nosotros; nos sentiremos bien si nos llaman guapos y mal si nos llaman feos. Si alguien nos dice que somos guapos o feos en un idioma que no entendemos, no sentiremos ninguna diferencia, ya que esas palabras aún no se han aprendido o condicionado. Esto también explica por qué a menudo sentimos más cuando hablamos o escuchamos nuestro idioma nativo en comparación con un segundo idioma que hemos aprendido, ya que nuestro idioma nativo tiende a tener una asociación emocional más fuerte y, por lo tanto, provoca respuestas emocionales más intensas que los idiomas que aprendemos más tarde. A veces, puede ser más fácil decir cosas difíciles en nuestro segundo idioma, ya que las palabras no provocan respuestas emocionales tan fuertes como en nuestro idioma nativo, lo que nos permite controlar mejor nuestras emociones. Esto también puede complicar el aprendizaje de un nuevo idioma, ya que aún no hemos aprendido cómo usar adecuadamente el vocabulario o las expresiones más adecuadas según el contexto. Podemos decir cosas que suenen más ofensivas de lo que pretendemos, o no podemos provocar la reacción deseada en la otra persona.
El lenguaje no solo moldea las emociones, sino que también juega un papel en guiar nuestros comportamientos. La forma en que describimos y etiquetamos las acciones puede influir en cómo las percibimos y respondemos a ellas. Por ejemplo, alguien que usa habitualmente la frase «soy un procrastinador» podría comenzar a asociarse con esta etiqueta y convertirla en su identidad. Esto no solo describe la típica evitación que hacemos de las tareas, sino que puede facilitar una evitación aún mayor, ya que esto es «quién somos». Lo mismo ocurre con todas las palabras negativas que emparejamos con «soy», como «soy estúpido,» «soy feo,» etc. No somos estúpidos. Muchas veces podemos decir o hacer cosas estúpidas, pero eso no es suficiente para etiquetar toda nuestra identidad como estúpida. Definitivamente podemos encontrar muchas excepciones donde no hemos dicho o hecho algo estúpido, por lo que «soy estúpido» no es una buena palabra para usar para describirnos a nosotros mismos. Cuando decimos «soy» + una palabra negativa, puede llevar a cambios de comportamiento que nos limitan. Si repito constantemente que «soy estúpido», eso podría influir en cuántas veces levanto la mano en clase o hago nuevas sugerencias a mi jefe. Al ser conscientes de nuestro lenguaje, podemos remodelar nuestra autoimagen y fomentar comportamientos positivos. En lugar de decir «soy malo en hablar en público», uno podría elegir decir «estoy trabajando en mejorar mis habilidades de hablar en público». Este cambio en el lenguaje puede fomentar una mentalidad de crecimiento y empoderar a las personas para tomar medidas hacia la mejora personal.
El poder que el lenguaje puede tener es algo de lo que los políticos son muy conscientes. Al emparejar dos palabras, por ejemplo, «mujeres» y «estúpidas» o «inmigrantes» y «crimen», comienzas a crear asociaciones entre las palabras y, por lo tanto, también entre las emociones que provocarán. Aunque no pensaríamos que las mujeres son estúpidas, cuando se nos presenta repetidamente la combinación, aún puede tener un efecto del que no somos completamente conscientes, y puede comenzar a influir en nuestro comportamiento, por ejemplo, al seleccionar nuevo personal para un trabajo. También sabemos que los inmigrantes no son necesariamente criminales, pero si escuchamos frecuentemente las dos palabras emparejadas, comenzamos a asociar la palabra «inmigrante» con emociones negativas similares a las que la palabra «crimen» provoca en nosotros. Esto puede cambiar nuestro comportamiento hacia o en presencia de los inmigrantes, aunque sabemos que los inmigrantes no son criminales y no queremos que afecte nuestro comportamiento.
Como podemos ver, el lenguaje no es inocente, sino una herramienta muy poderosa. Al hacernos más conscientes de sus poderes, podemos reducir la influencia negativa que puede tener en nuestro comportamiento, y usar esto a nuestro favor y no limitarnos. Al elegir nuestras palabras con más cuidado, incluso si la forma en que decimos las cosas parece similar o irrelevante, podemos evitar imponernos limitaciones innecesarias y ayudarnos a sentirnos mejor y usarlo como lo deseamos.
Sobre la autora
Amalie Hylland es psicóloga sanitaria en Sinews. Está especializada en el análisis y modificación de la conducta, trabajando con adolescentes y adultos. Tiene experiencia en trabajar con varias problemáticas, incluyendo el manejo de la ansiedad, fobias y pensamientos rumiativos, el desarrollo de habilidades asertivas y sociales, la autoestima, procrastinación, autolesiones y la conducta obsesiva compulsiva. Su orientación es terapia conductual, integrando técnicas y herramientas basadas en la evidencia para ayudar el cambio de los pensamientos, emociones y conductas que nos causan problemas.