La premisa de esta serie de Amazon Prime es sencilla: nueve personas acuden a “Tranquilum”, un apacible y lujoso resort en California, que promete en pocos días la sanación y un cambio en sus vidas. Pero casi nada es como parece, como muy pronto se descubre viendo la serie. Como profesional de la salud mental y del bienestar psicológico hay muchos motivos por la cual recomiendo esta serie.
En primer lugar por los personajes, todos muy bien diseñados: todos son personas con background e historia vital diferente. Entre ellos destacaría los una familia que no ha superado el terrible duelo a raíz del suicidio de su hijo mayor tres años antes, una escritora de best-sellers en horas bajas tanto en lo profesional como en lo personal, un ex deportista de élite deprimido, amargado y adicto a los analgésicos, una insegura mujer recién divorciada, una joven pareja de nuevos ricos gracias al juego y con una vida muy vacía).
También el personaje de la directora del centro, Masha (interpretado por Nicole Kidman), nos muestra una persona muy compleja, que se enfrenta a graves traumas de su pasado. En general a través de las vivencias de los personajes que acuden a Tranquilum en busca de una mejora vemos tratados con acierto y con sensibilidad problemas muy graves como el duelo por la pérdida de un hijo, el suicidio, la soledad y la depresión que pueden sufrir personas que tenían mucho éxito y que dejan de tenerlo, o el trastorno de estrés postraumático.
También la recomiendo por el momento en el que estamos. La creciente necesidad de servicios de salud mental es una tendencia clara en España y en el resto del mundo y algo que sin duda se ha visto acrecentada por los efectos de la pandemia. Por esto creo que «Nine Perfect Strangers” es una serie que, al margen de sus innegables cualidades cinematográficas (tiene un reparto de primer nivel, un guión trepidante, y logra moverse de manera bastante loca pero siempre acertada entre la comedia, el drama y el thriller) se ve con otros ojos hoy en día, ya que sus planteamientos quedan más cerca de muchas personas.
Al fin ya al cabo la pandemia ha visibilizado la gran cantidad de personas que sufren y necesitan atención psicológica o psiquiátrica. También por qué ha aumentado el aislamiento, la soledad y el sufrimiento y en la serie, a pesar del equivocado entorno, los protagonistas experimentan al principio algo parecido a un apoyo gracias a que están compartiendo sus vivencias y traumas con otros seres humanos que a su vez han sufrido y necesitan ayuda. El impacto de compartir nuestras experiencias con otras personas está reconocido en las terapias de grupo, aunque la forma en la que esto se hace en “Tranquilum”, hace imposible cualquier mejora.
Entre los pocos ortodoxos métodos terapéuticos que se emplean en «Tranquilum» está el consumo de drogas alucinógenas. Sin duda se trata de una tendencia mucho más de nicho en el mundo real pero no por esto inexistente ni novedosa. Si bien existe debate en el mundo académico sobre la evidencia científica de que en contextos muy controlados y en dosis muy pequeñas, el consumo de ciertas sustancias, bajo la supervisión y la guía de un profesional cualificado de salud mental, puede ayudar en el proceso terapéutico, la serie nos muestra bien los peligros del uso incontrolado de las sustancias alucinógenas con supuestos fines curativos cuando se hace en dosis excesiva, sin supervisión o con la supervisión de la persona equivocada, no cualificada para ello. En general, en todo lo relacionado con utilización de sustancias alucinógenas, cualquier prudencia es más que necesaria.
Por último, en la serie vemos también reflejada una tendencia cada vez más difundida en muchos ámbitos de la vida pero especialmente peligrosa en la salud mental: la búsqueda de soluciones rápidas, casi milagrosas a nuestros problemas. La falta de tiempo de la vida moderna empuja a soluciones de este tipo y es justo ahí donde mejor se cuela el intrusismo profesional y la pseudociencia, haciendo negocio con el sufrimiento de las personas, prometiendo lo imposible, encima sin tener la titulación ni el conocimiento profesional adecuado.
Al final los personajes (en realidad víctimas) en lugar de ir al psicólogo o al psiquiatra y de enfrentarse a un camino lento pero eficaz prefieren creerse las promesas de una gurú con pretensiones ocultas que les dice que les va a sanar en solo unos días. Aceptan ser drogadas de forma descontrolada para enfrentarse a sus duelos, miedos y obsesiones. Por todo esto, además de ser un excelente producto audiovisual, un entretenimiento inteligente, “Nine Perfect Strangers” es una serie que pone en valor, por contraposición a los peligros de las pseudociencias y de los tratamientos “alternativos”, la importancia del trabajo que realizamos los profesionales de salud mental y del bienestar emocional, más necesario que nunca ante la gran demanda de salud mental que solicita la población.